Las raíces de amargura contaminan tu bendición

¿Qué son las raíces de amargura? y ¿Cómo afectan nuestra relación con Dios? La Biblia nos enseña que las raíces de amargura contaminan nuestra vida. Aprende a identificar las raíces de amargura y a conseguir la libertad que Cristo nos ofrece con este Podcast de Victoria de la fe.

14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

Hebreos 12:14-15

Hebreos 12:15 nos enseña que nuestra amargura nos contamina a nosotros y a quienes nos rodean. También nos aleja de la gracia y la bendición de Dios. Otras versiones de la Biblia señalan que la amargura nos trastorna y también envenena a las personas.

El versículo 12 de ese mismo capítulo nos pide que nos esforcemos en vivir en paz y santidad con los demás.

Pero ¿Qué es una raíz de amargura? La raíz de amargura muchas veces nace cuando no perdonamos, pero también nace cuando realizamos juicios y decisiones respecto a otra persona en momentos de enojo o ira. Provocando un círculo vicioso de amargura y frustración. 

Otras veces las raíces de amargura nacen en nuestro intento de cambiar a los demás, o en momentos en los cuales perdemos la confianza de otra persona o de nosotros mismos por una mala decisión, quedando el resentimiento de la amargura.

Cuando juzgamos las decisiones y el comportamiento de una persona; y nos llenamos de amargura, rabia y otras emociones negativas. En ese momento nuestro juicio se contamina, esto Jesús lo llama “viga”.

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

5 !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Mateo 7:1-5

Las raíces de amargura nos ponen una venda en los ojos, con una perspectiva de lentes contaminados por el prejuicio de nuestra amargura.

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Efesios 4:31

Todas las emociones mencionadas en este versículo bíblico son progresivas, cada una de esas emociones negativas conducen a otra emoción negativa más intensa.

Si permites que la amargura forme una raíz en tu vida, esta te llevará al enojo por tu indignación, ese enojo se transformará en ira, la ira en gritos y los gritos en maldiciones. En otras palabras, calumnias que son nuestro intento de herir a los demás con nuestras palabras. 

La malicia es el deseo de transformar tus emociones negativas en una realidad que lastime física, emocional y espiritualmente a la otra persona.

Perdonar a los demás, la meditación de la Palabra de Dios y la oración constante examinando nuestro corazón, mientras pedimos la dirección del Espíritu Santo; es lo que nos permitirá eliminar e identificar cuando tenemos raíces de amargura.

Haz conmigo esta oración para examinar tu corazón, pedir perdón y liberación al Espíritu Santo de raíces de amargura.

Espíritu Santo, venimos en oración y reverencia delante de ti para que perdones y elimines las raíces de amargura que hay en mi corazón. 

Trae a mi mente esas situaciones donde mi corazón se llenó de amargura, para poder pedirte perdón y liberación.

Perdona y rompe las ataduras de las raíces de amargura que tenga en mis emociones, voluntad y espíritu; que nublan mi razón por haber juzgado en mi amargura, enojo e ira. Contra mis amigos, familiares, compañeros de trabajo y cualquier otra persona. Quita la viga sobre mi juicio nublado por la amargura, hazme libre de toda maldición, pecado y condenación.

Hazme más consciente de mis emociones, mejorando mi inteligencia emocional. Sana mis heridas emocionales y espirituales provocadas por la amargura, cierra las puertas que he abierto para que el enemigo no tenga más entrada en mi vida.

Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.